Un clásico
que no puede faltar en el repertorio de cocina habitual de nuestras casas, san
jacobos! Aunque sea una receta que seguramente casi todos sepáis hacer, yo os
voy a decir cómo lo hago por si hay algún despistado. No dudéis en jugar con el
relleno, no tiene por qué ser jamón y queso…mirad lo que tengáis por la nevera,
jamón serrano, tomate, calabacín, setas, lomo, pechuga, paté….etc. Hoy como os
digo, vamos a hacer el clásico de jamón y queso, ya haremos otros más “modernos”.
Ah! Y que no se os olvide hacer de más para congelar…como las croquetas,
siempre vienen bien, jeje!
Ingredientes (para 5):
- 10 Lonchas gruesas de jamón de york*
- 5 Lonchas de queso Edam (queso a vuestro gusto)
- 1 ó 2 Huevos
- Harina
- Pan rallado
*No hace falta que las lonchas sean gruesas, muchas veces
tenemos por casa algo de jamón ó pavo que se empieza a poner malo…aprovechadlo
Elaboración:
Empezamos
colocando una loncha de jamón, encima una loncha de queso y tapamos con otra
loncha de jamón.
Elaboración:
Empezamos
colocando una loncha de jamón, encima una loncha de queso y tapamos con otra
loncha de jamón.
Pasamos
el san jacobo por harina, quitamos con la mano el excedente y lo echamos en el
huevo. Escurrimos bien el huevo sobrante y lo pasamos por pan rallado, quede
bien cubierto para que luego nos quede bien crujiente.
Os
recomiendo que hagáis varios san jacobos, la verdad que no se tarda nada en
hacer y así tendréis de sobra para congelar algunos. Sí, congelar, hacedme caso
porque yo siempre lo hago y os garantizo que quedan de cine! Lo que tendríais
que hacer, como veréis en las fotos, es cubrir cada san jacobo con papel
transparente, meterlos en una bolsa de congelar que tenga “zip” a poder ser, y
al congelador directamente. Luego para consumirlos, sacarlos del congelador
unas horas antes y a freír directamente.
Calentamos
abundante aceite en una sarten y cuando esté bien caliente freímos el san jacobo
unos minutos por cada lado hasta que esté doradito. Es muy importante la
temperatura del aceite, si no está bien caliente el san jacobo chupará el
aceite por lo que quedará bastante grasiento y nada crujiente. Para saber si el
aceite está caliente, meter justo la puntita del san Jacobo y si empieza a “baliar”
el aceite es señal de que está en su punto. Cuando esté hecho el san jacobo lo
retiramos a un plato con papel absorbente para quitar el excedente de grasa.
Ahora,
un poco de ensalada para acompañar al san Jacobo y a disfrutar! Mirad qué buena
pinta con el queso fundido….mmmm!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dejar su comentario.